domingo, 8 de septiembre de 2013

Reykjavik, la bahía humeante


La capital más septentrional de Europa es una ciudad dinámica y divertida con un sorprendente movimiento cultural y mucha vida nocturna..

Para llegar desde el aeropuerto se puede optar por el Flybus, que sale 40 minutos despúes de cada aterrizaje o por alquilar un coche si pretendemos recorrer la isla. El taxi, sólo para bolsillos desahogados..

Laugavegur
El centro de la ciudad se recorre fácilmente andando. Lo ideal es alojarse en un lugar céntrico sin que la bulliciosa runtur, la ruta de bares nocturna, nos moleste el fin de semana. Aviso: el alojamiento no es barato y el alcohol decididamente caro, pero esto no nos debe de coaartar para disfrutar de la cerveza islandesa, como Viking, elaborado con un agua cristalina que le aporta un sabor suave e inconfundible.

Los Center Hotels no san baratos, pero tienen una buena relación calidad-precio y si vais en grupo o en familia, valorar alojaros en un apartamento, suelen estar impecables y hay variedad.

Kokka, tienda de decoración
En Reykjavik, hay que recorrer Laugavegur, la arteria principal, y explorar las calles adyacentes para asomarse a tiendas de diseño nórdico y tomarse un respiro en uno de sus cafés de impecable diseño. Las casas contrachapadas de colores y de escasa altitud dotan a Reykjavik de un delicioso aire entre rural y hipster.

También habrá que asomarse al lago Tjörnin y a la plaza del Alpingi, el parlamento islandés. Y ver cómo se extiende la ciudad desde el campanario de la iglesia de Hallgrimskirkja.

Y para un día lluvioso, el Museo Nacional de Islandia es una buena opción.



 A la hora de elegir un restaurante, nuestra debilidad es apostar por el marisco o el pescado. Rub 23 es un  japones que nos encanta: el sashimi es espectacular y la tempura de verduras es la mejor que hemos probado..

Humarhusid

Como lugar elegante y retro, destaca Humarhusid, con un estupendo marisco y Fridrick V une la cocina moderna con una materia prima de excelente calidad.


La escultura del barco vikingo y HARPA, el edificio de la ópera,  acompañan el paseo que se asoma a la bahía. Con un día es suficiente para hacerse una idea de la ciudad, pero es buena opción alojarse aquí si se tienen pocos días y se pretende conocer los alrededores. El Círculo Dorado,el parque nacional Vatnajökull o la península de Snaefellsnes son destinos ideales para ver en un día y volver a Reykjavik.


Bar Bravó



Por Merche